SOTO CANO AIR BASE, Honduras –
Desde marzo de 2025, el Centro de Rehabilitación Integral de Comayagua (CRIC) conoce el corazón solidario y la guía de un equipo formado por dos fisioterapeutas de la Fuerza de Tarea Conjunta-Bravo.
El Mayor Collier Amundson, de la Reserva del Ejército de los Estados Unidos y Jefe de Rehabilitación del Destacamento Médico de la Fuerza Ejército (AFMD por sus siglas en inglés), originario de Minnesota, dedica un día a la semana a la atención de ciudadanos hondureños. Él ofrece ejercicios y rutinas que facilitan la recuperación de casos neurológicos y ortopédicos, desde lesiones de médula espinal y traumatismos craneoencefálicos hasta traumatismos articulares significativos.
Amundson, quien comenzó la fisioterapia como una pasión por la resistencia y el acondicionamiento físico, explicó cómo experimentó de primera mano el poder transformador de un buen estado físico y del movimiento mientras era aviador en servicio activo en la Fuerza Aérea de los Estados Unidos, donde él sintió el llamado a separarse de las fuerzas armadas e ir a la estudiar, obteniendo su Doctorado Clínico en la Clínica Mayo. Tras 15 años en el sector civil, se sintió atraído de volver a las fuerzas armadas con una nueva misión: trabajar como oficial médico especialista en la Reserva del Ejército de los Estados Unidos. Desde entonces, ha utilizado su experiencia para brindar atención y mejorar la salud a largo plazo de sus pacientes.
“El aspecto más gratificante de realizar misiones de fisioterapia en Comayagua es la oportunidad de marcar una diferencia significativa en la vida de las personas que de otro modo quedarían sin atención”, dijo Amundson.
Muchos de los pacientes enfrentan limitaciones económicas y físicas significativas, y desplazarse a un centro asistencial no es posible.
“Para ellos, la rehabilitación no solo es inaccesible, sino inimaginable”, afirmó Amundson.
Una de las experiencias más conmovedoras, recuerda, fue la de un joven que sufrió una lesión cerebral traumática grave, que le provocó la pérdida total de las funciones motoras y sensoriales.
Amundson comentó que cuando el hombre llegó por primera vez al CRIC, casi cuatro meses después de la lesión, no hablaba, no podía tragar alimentos ni agua, dependía de una sonda para alimentarse, estaba en silla de ruedas, y dependía completamente de otras personas para todo.
“Desde el momento que él entró a nuestro programa, supe que el camino por delante sería largo, pero no imposible”, expresó Amundson con esperanza.
Comenzó por instruir ampliamente a los padres del paciente sobre como estirarlo y movilizarlo de forma segura para recuperar la amplitud de movimiento, haciendo hincapié en los cambios frecuentes de posición a lo largo del día y animando al paciente a interactuar con su entorno fuera de su silla de ruedas. Amundson también le proporcionó un régimen de ejercicios diarios para la fuerza, el control de la postura y los patrones básicos del movimiento.
“Con el tiempo, la transformación fue notable,” afirmó Amundson. “Él comenzó a hablar, a comer y a beber de forma independiente, y—quizás lo más conmovedor de todo—volvió a sonreír y a bromear con sus padres.”
Amundson compartió con alegría que el logro más reciente del joven fue ponerse de pie por sí solo por primera vez desde su lesión.
Otros pacientes, como Rito Chávez, un hondureño de La Paz que sufrió un accidente de trabajo con un machete, también dio fe de las prácticas curativas de los regímenes de fisioterapia de Amundson.
“Poder volver a moverme ha cambiado la vida de mi familia”, dijo Chávez. “Soy el único sustento de mi familia, y aunque tenemos que viajar desde lejos para recibir atención médica, he notado una gran diferencia desde que empecé la fisioterapia hace tres meses.”
El Sargento Tyler Grant de la Reserva del Ejército de los Estados Unidos, médico de combate de la AFMD y asistente de fisioterapia de Ohio, también fue inspirado por el trabajo transformador de Amundson.
“El Mayor Amundson es una de las personas más geniales que he conocido”, dijo Grant. “Se nota que ama su trabajo y es muy competente. No creo que haya otra cosa que él prefiera hacer en su vida. Esto es todo.”
Grant añadió que, aunque él es médico de combate de profesión y en la actualidad está estudiando para obtener el título en enfermería, está considerando estudiar fisioterapia después de terminar su tiempo como asistente de Amundson.
“Estas misiones me han impactado profundamente de dos maneras, tanto profesional como personalmente”, dijo Amundson.
Explicó que profesionalmente, se ha convertido en un profesional mucho más versátil gracias a trabajar con recursos limitados, lo que le ha exigido desarrollar estrategias de tratamiento creativas y efectivas con un equipo mínimo y ha fortalecido sus habilidades neurológicas.
Si bien su práctica civil se centra principalmente en pacientes ortopédicos ambulatorios, aquí ha tenido la oportunidad de tratar pacientes con casos neurológicos complejos causados por accidentes cardiovasculares, lesiones de médula espinal y traumatismos craneoencefálicos, lo que ha fortalecido su confianza como fisioterapeuta.
A nivel personal, señaló que las misiones le han reafirmado la poderosa verdad de que, como profesional médico, puede generar un impacto significativo dondequiera que vaya.
“Ser testigo de las necesidades de las comunidades desatendidas y del poder transformador de la atención médica me ha inspirado a buscar una labor de alcance global más allá de mi servicio militar,” dijo Amundson.
Amundson visualiza comprometerse con iniciativas internacionales de atención médica a largo plazo y explorar la posibilidad de fundar su propia organización sin fines de lucro para expandir sus esfuerzos a nivel mundial.
“Mi esperanza es que mis pacientes nunca pierdan la fe en su capacidad de crecer, adaptarse y recuperar el movimiento a lo largo de sus vidas,” dijo Amundson. “El cuerpo humano es extraordinariamente resiliente; su capacidad de neuro plasticidad y adaptación física es realmente extraordinaria.”